lunes, 21 de agosto de 2017

Harold Budd - The Pavilion of Dreams (1978)



De todas las cosas que tenemos que agradecerle a Brian Eno, una de las más importantes es que convenciera a un músico como Harold Budd para tomarse su carrera más en serio, especialmente desde el punto de vista discográfico. El compositor norteamericano se había hecho un nombre en la escena californiana más vanguardista en su época de estudiante pero, inesperadamente, en 1970 abandonó la música por un periodo de dos años.

No sería la última “retirada” de su carrera pero el caso es que 1972 comenzó a trabajar, de modo muy pausado (todo en su obra lo es, realmente) en nuevas composiciones concluyendo un primer ciclo de obras en 1975. Tras dimitir del puesto como profesor en el California Institute of Arts que ocupó durante su primer hiato, en 1976 decidió grabar esas piezas y retomar su carrera discográfica.

Aquí es donde entra en acción Brian Eno quien en aquel momento estaba trabajando en su sello Obscure Records en el que habían aparecido algunos trabajos fundamentales dentro de una nueva forma de entender la música. Entre ellos encontramos obras de Gavin Bryars, Michael Nyman, La Penguin Cafe Orchestra o el propio Eno junto a las de varios autores más. Harold Budd firmaría el décimo y último disco de Obscure Records bajo el título de “The Pavilion of Dreams”. Como ocurría en varios de los discos de la serie, participan en él muchos de los intérpretes que firman a su vez otros títulos de la misma. La lista completa de intérpretes incluye a Marion Brown (saxo alto), Maggie Thomas (arpa), Richard Bernas (piano y celesta), Gavin Bryars (glockenspiel y voz), Jo Julian (marimba, vibráfono y  voz), Michael Nyman (marimba y voz), John White (marimba, percusión y voz), Howard Rees (marimba y vibráfono), Nigel Shipway (percusión) y Brian Eno (voz).

Budd & Eno


"Bismillahi 'Rrahman 'Rrahim" – La primera pieza del disco fue escrita en 1974 y se abre con unas notas de celesta acompañadas más tarde por el saxo de Marion Brown. El inicio recuerda mucho al famoso tema de amor que Vangelis compuso años más tarde para la banda sonora de Blade Runner, especialmente en términos de sonoridad. Brown era un saxofonista reputado de “free jazz” con una discografía que empezaba a ser ya importante y que incluía colaboraciones con alguno de los grandes como Coltrane. En esta pieza su papel es primordial al ser el principal elemento melódico. El acompañamiento comienza a mostrarnos ya las claves del estilo de Harold Budd: sonidos etéreos (la elección de la celesta no es casual), ecos y texturas sedosas. Todo ello a base de piano eléctrico, marimbas, arpa y glockenspiel, sonidos todos ellos pulsantes y breves, ideales para crear la atmósfera buscada por Budd.




“Two Songs: 1. Let Us Go into the House of the Lord / 2. Butterfly Sunday" – La segunda pieza del disco está compuesta por dos canciones, una, adaptada de la versión que hizo Pharoah Sanders de un himno “gospel” y la otra adaptada de una composición de John Coltrane. En las dos canciones escuchamos a la mezzo soprano Linda Richardson con el único acompañamiento del arpa de Maggie Thomas y ambas son bellísimas y podrían pasar por “lieder” clásicos sin problema alguno. Budd las escibió entre 1973 y 1974.

"Madrigals of the Rose Angel: 1. Rossetti Noise / 2. The Crystal Garden and a Coda" – Un poco antes, en 1972, había firmado las dos piezas que componen el tercer corte del disco y que supusieron su regreso a la composición musical. Con ellas queda perfectamente el estilo de Budd para el futuro: melodías lentas, con notas de prolongada duración, influencia minimalista y una búsqueda muy consciente de una sonoridad muy determinada. Brian Eno, productor del disco, es responsable con toda seguridad de buena parte de ese diseño sonoro pero también se valio de muchos de esos conceptos para su propia obra en solitario.




"Juno" – Cierra el disco una pieza de 1975 en la que Budd al piano toma un protagonismo que no había tenido hasta ahora. Las voces que lo acompañan tienen un tratamiento similar al que Brian Eno utilizaría pocos años más tarde en un par de cortes de su “Music for Airports” aunque aquí ocupan un plano mucho más secundario. Pese a pertenecer todas las piezas al mismo disco, se nota la distinta fecha en la que fue compuesta cada una de ellas apareciendo esta última como la más evolucionada.

Con “The Pavilion of Dreams”, Budd comenzó a ser un nombre a tener muy en cuenta y también su asociación con Brian Eno. No es casual que en la portada original del disco, junto al nombre de Budd y el título del trabajo figurase el texto “Produced by Brian Eno”, algo nada habitual en otros discos convencionales en los que la identidad del productor es secundaria y sólo se menciona en las notas del mismo si hay espacio suficiente. Harold Budd no es el primer nombre que nos viene a la cabeza cuando hablamos de estilos como “minimalismo” o “ambient” (él mismo reniega particularmente de esta última etiqueta) pero no cabe duda de que en los últimos tiempo su figura ha sido reivindicada y hoy ocupa un lugar importante a la hora de presentar y entender ambas corrientes.

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